En medio de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el reciente establecimiento de aranceles por parte del presidente estadounidense Donald Trump ha agudizado el conflicto entre las dos economías más grandes del mundo. Trump ha elegido imponer un 25% de aranceles a las importaciones de acero y aluminio a nivel mundial, sin excepciones ni concesiones, ampliando así su confrontación comercial de manera global. Este cambio, vigente desde el 12 de marzo, impactará especialmente a naciones aliadas como la Unión Europea y a socios cercanos como Canadá y México, rompiendo de hecho el acuerdo de libre comercio T-MEC. Trump justifica esta decisión como un método para revitalizar la industria nacional y proteger la seguridad económica de EE. UU. La nueva administración espera que los beneficios superen los inconvenientes, a pesar de que se anticipe que los aranceles eleve los costos para empresas y consumidores estadounidenses. Las reacciones internacionales incluyen la posible implementación de aranceles recíprocos, y ya se han observado respuestas como la de Pekín con sus propios gravámenes frente a las acciones estadounidenses.
En respuesta, China ha implementado aranceles de represalia valorados en 14.000 millones de dólares sobre productos estadounidenses. Esta medida es una reacción a los aranceles que el presidente estadounidense, Donald Trump, había impuesto la semana anterior. La reinstitución de aranceles por parte de Trump señala un retorno a la política proteccionista de su mandato anterior, añadiendo un 10% de aranceles sobre todas las importaciones chinas, mientras que China ha contrarrestado con aranceles que oscilan entre el 10% y el 15% en 80 productos estadounidenses. Además, China ha anunciado investigaciones y restricciones relacionadas con Google y otras empresas estadounidenses que operan en su territorio. Pekín parece estar dispuesta a iniciar negociaciones, mientras enfrenta desafíos económicos internos y posibles limitaciones en materiales críticos y tierras raras, en los cuales China lidera el procesamiento a nivel global.
En respuesta, China ha implementado aranceles de represalia por valor de 14.000 millones de dólares a productos estadounidenses. Esta medida es una respuesta a los aranceles impuestos por el presidente estadounidense, Donald Trump, la semana anterior. La reintroducción de aranceles por parte de Trump marca un regreso a la política proteccionista de su mandato anterior, imponiendo un 10% adicional sobre todas las importaciones chinas, mientras que China ha respondido con aranceles del 10% al 15% en 80 productos estadounidenses. Además, China ha anunciado investigaciones y restricciones relacionadas con Google y otras corporaciones estadounidenses en su territorio. Pekín parece estar preparada para negociaciones mientras aborda los desafíos económicos internos y potenciales restricciones en materiales críticos y tierras raras, en las que China domina el procesamiento mundial.
La dependencia mundial de estos minerales le da a China una ventaja estratégica en las disputas comerciales. Por ejemplo, en 2010, durante una disputa territorial con Japón, China disminuyó las exportaciones de minerales a ese país, lo que causó preocupación global sobre la seguridad del suministro. Actualmente, la situación es aún más crítica debido a la creciente demanda de tecnologías limpias y avanzadas que requieren estos elementos.
La reciente decisión de China de limitar las exportaciones de minerales clave como el tungsteno, telurio, bismuto, molibdeno e indio, después de una prohibición anterior sobre el galio y el germanio, es una clara señal de su intención de usar su posición dominante en este sector como herramienta en las negociaciones comerciales. Según se informa, la acción china impactará a minerales esenciales como el tungsteno, telurio, bismuto, molibdeno e indio, tras una prohibición previa sobre el galio y germanio. Los analistas sugieren que estas restricciones están dirigidas de manera particular hacia la industria de defensa de Estados Unidos.
La reciente decisión de China de restringir las exportaciones de minerales críticos como el tungsteno, el telurio, el bismuto, el molibdeno y el indio, tras una prohibición previa sobre el galio y el germanio, es una clara señal de su disposición a utilizar su posición dominante en este sector como herramienta de negociación en la guerra comercial. Según se informa, la medida china afectará a minerales críticos como el tungsteno, el telurio, el bismuto, el molibdeno y el indio, tras una prohibición previa sobre el galio y el germanio. Los analistas sugieren que las restricciones apuntan especialmente a la industria de defensa estadounidense.
Esta situación ha llevado a Estados Unidos y otros países a buscar alternativas para reducir su dependencia de las importaciones chinas. Sin embargo, desarrollar capacidades de extracción y procesamiento en otras regiones es un proceso costoso y que requiere tiempo, lo que dificulta una solución a corto plazo.