Papa Francisco nombra a obispo Rolando Álvarez como delegado sinodal
El Papa Francisco nombró al obispo nicaragüense Rolando Álvarez, quien se encuentra en el exilio debido a la represión del régimen de Daniel Ortega, como delegado sinodal para la segunda sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad. Este evento de la iglesia se llevará a cabo del 2 al 27 de octubre y contará con la participación de 368 miembros, entre ellos Álvarez, quien tendrá un papel clave en las discusiones y decisiones que se tomen.
Este nombramiento no sólo subraya el liderazgo de Álvarez, sino que también podría interpretarse como un fuerte mensaje de apoyo del Papa a la Iglesia católica en Nicaragua, que enfrenta una persecución cada vez mayor. El nombramiento de Álvarez es un paso importante en el proceso sinodal que busca fortalecer la participación de todos los creyentes en la vida de la Iglesia.
La decisión de nombrar a Álvarez como delegado sinodal se produce en medio de crecientes tensiones entre la Iglesia católica y el gobierno de Nicaragua. En los últimos años, el régimen de Ortega llevó a cabo una serie de acciones represivas, incluido el encarcelamiento y expulsión de muchos religiosos, incluido el propio Álvarez. La Compañía de Jesús, orden religiosa a la que pertenece el Papa, también fue disuelta y expropiada en Nicaragua.
A pesar de la hostilidad del régimen, el Papa Francisco ha expresado repetidamente su preocupación por la situación en Nicaragua y ha llamado al diálogo. La liberación y posterior expulsión de varios clérigos, incluido Álvarez, son medidas que reflejan esta preocupación, aunque la crisis humanitaria y política en el país sigue siendo grave.
En agosto, el Papa Francisco llamó al «amado» pueblo de Nicaragua a renovar su «esperanza» en medio de tensiones entre la Iglesia y el gobierno. Desde que comenzó la crisis social y política en abril de 2018, un total de 245 religiosos han sido obligados a salir o expulsados de Nicaragua, según un estudio de la investigadora del exilio Marta Patricia Molina.
Meses antes de esta designación, el Papa criticó abiertamente al régimen de Ortega, al que calificó de «dictadura brutal», en el contexto de la condena del obispo Álvarez. El gobierno de Nicaragua llegó a acuerdos con la Santa Sede para liberar a algunos clérigos encarcelados, permitiendo el traslado de algunos religiosos al Vaticano, entre ellos Álvarez y otros 15 sacerdotes y seminaristas.
La última liberación de sacerdotes se produjo el 18 de agosto, cuando se permitió el exilio de Leonel Balmaceda y Denis Martínez, quienes habían sido detenidos una semana antes.
Nicaragua atraviesa una profunda crisis desde abril de 2018, que se intensificó tras las elecciones de noviembre de 2021 en las que Ortega fue reelegido por quinta vez mientras sus principales opositores se encuentran en prisión.